todo está ahí
“Según mi abrigo el dios me da el otoño,
la mancha de uva negra en mi camisa
por toda penitencia, y un lugar
benigno en que no hablar de utopía”.
— Ramón Andrés
Hablábamos los dos de dios anoche mientras llovía
con la ventana abierta de par en par.
Pensé que ese era el momento más mágico de mi vida.
Te dije que dios no está muerto, que siempre le mencionamos cada vez que
decimos que nos queremos.
No creo en dios,
pero sé que está en todas las cosas
cada vez que me dices “dios, te quiero muchísimo”.
Es la palabra
y esta afirmación del te quiero,
un cúmulo de frutos que nace de la creencia,
que nos libera momentáneamente del frío y de la utopía de una afirmación del yo.
Te quiero porque somos, aquí, en la penumbra
todo está ahí (señala Riechmann), en la presencia del mundo,
y yo digo
en la fragilidad humana.
Lo adoramos todo porque somos cuerpos. Vértebras. Todavía estamos construyendo la habitación.